Entrevista en Oriol Grau, CEO de BCircular, una start-up dedicada al desarrollo y explotación de tecnologías para el reciclaje de materiales compuestos para dar soluciones al problema de la fibra de carbono y de los composites.
¿Nos podría explicar de forma resumida cuál es la actividad de la empresa?
Nos dedicamos a desarrollar soluciones para el reciclaje de composites. Son plásticos de fibra de vidrio o de carbono que tienen distintos componentes y es muy difícil reciclarlos porque es un material muy resistente y con propiedades mecánicas muy elevadas. La resistencia es lo que hace más complejo el reciclaje. Actualmente existe un problema a escala global con el reciclaje de este material, porque se genera un volumen muy alto de toneladas. Hablamos de cifras realmente muy elevadas de un material que se utiliza en un conglomerado de sectores diferentes, como las industrias de la automoción, la náutica y la aeronáutica, el sector eólico...
¿En qué consisten las soluciones que ofrece usted para reciclar estos materiales?
Llevamos a cabo un proceso termoquímico que permite aplicar diferentes curvas de calor en una atmósfera controlada a partir de la cual obtenemos fibras limpias de alta calidad.
¿Es un proceso muy complejo?
Es un proceso complejo porque intervienen muchas etapas. Se busca eliminar la resina sin estropear la fibra de vidrio o de carbono, y es muy dificultoso porque debes tener un balance térmico idóneo para eliminar el porcentaje máximo de resina sin comprometer la fibra del propio residuo. Es complejo porque si aplicas poco calor no se recicla bien y si te pasas con el calor acabas dañando la fibra y no tiene calidad.
Dónde las ¿hagan llegar estas soluciones?
Ahora estamos desarrollando la tecnología a escala piloto, pero estamos trabajando con empresas de diferentes sectores, como aeronáuticas, suministradores de piezas de aviones, empresas del sector de la automoción, el hockey...
¿Se había hecho algo o ha partido de cero?
Existen diferentes tecnologías que están en un estado de desarrollo. Es un problema mundial y muchas empresas y centros tecnológicos tratan de buscar soluciones, pero actualmente sabemos de primerísima fuente que no existe ninguna empresa que esté dando salida a este tipo de residuos. Es un problema global que afecta a muchos sectores secundarios.
¿Lo hace solos?
Colaboramos con diferentes centros tecnológicos. Trabajamos con el CSIC y tenemos una relación directa con Eurecat. Tenemos proyectos con diferentes centros.
¿Ahora mismo en qué situación está el desarrollo de estas soluciones?
Estamos escalando y automatizando el proceso. También tenemos en marcha distintos proyectos. Uno de ellos es el consorcio internacional VIBES, formal por trece entidades de siete países. El proyecto está enfocado a los materiales bio-basados, donde creamos los composites del futuro. Lo que hacemos es desarrollar materiales avanzados con resina bio-basada. Se trata de nuevos composites que ya llevan al ADN una fácil reciclabilidad.
¿Esta tecnología está en la fase final ya?
Estamos trabajando en una planta preindustrial, todavía no industrializada del todo, pero ya estamos haciendo que sea todo más rápido, rebajando los costes del proceso y haciendo que el sistema de operaciones esté 100% optimizado y todas las fases del proceso y el post-proceso sean más rápidas.
¿Cuándo se podría ver aplicada esta solución?
Esperamos que dentro de unos meses ya tengamos la tecnología en pleno funcionamiento.
¿Dónde se podrá aplicar?
Lo estamos trabajando.Nuestro mercado principal es por un lado la industria aeronáutica, como por ejemplo empresas que suministran a Airbus, y también estamos reciclando material de automoción.Tenemos un proyecto destinado a la automoción.
¿Fueis los primeros en reciclar la pala de un aerogenerador. ¿Cómo lo hizo para reciclar una pala de 44 metros de longitud y 6,2 toneladas de peso?
Obtuvimos un proyecto financiado por la Agencia Catalana de Residuos que nos permitió reciclar la primera pala del estado español.
¿Fue muy complicado?
Hubo diferentes componentes que lo hicieron complejo. Lo que hicimos fue fraccionar la pala en el parque eólico con un responsable de medio ambiente para que las operaciones no tuvieran ninguna afectación. Cargaron todo el material en un tren camión, lo llevaron a nuestras instalaciones y lo reciclamos. No es el mayor proyecto en el que hemos participado pero sí ser un salto al vacío porque nosotros teníamos poca capacidad. Había algunos miedos pero teníamos claro que debía hacerse, que había que buscar soluciones.
Este proceso que comenta se ha podido aplicar a la ¿practica?
Tenemos conexión con los grandes operadores y sí que hay muchos proyectos en marcha, pero sinceramente todavía no se ha aplicado. Actualmente llevarlo al vertedero sigue siendo lo más fácil. Nuestra tecnología es válida para el sector eólico, pero nos interesa más mirar hacia otros sectores en los que el reciclaje sea más viable. La salida comercial es lo más complicado, porque la fibra de carbono tiene un precio muy alto.
Que hace que el reciclaje sea muy difícil...
Cuando una empresa debe utilizar o incorporar un material nuevo siempre mira el precio y que sea un material homogéneo. Utilizar un material reciclado es más complejo por ser más caro. Un material virgen tiene un precio muy económico y todo el mundo va hacia ahí. Reciclar palas de aerogenerador tiene un precio muy alto y eso encarece mucho el producto que sale.
Por tanto ahora mismo no se están ¿reciclando este tipo de materiales?
Hay variaciones en las fuentes, pero a nosotros lo que nos dicen es que no hay empresas que puedan dar cobertura. Cuando se habla de fibra reciclada hablamos de recortes de fibra, pero no de productos finales como tales. En el caso del producto final, el 95 o 97% del material no se recicla. Y lo que pequeño porcentaje que se recicla es para hacer pruebas para utilizar los materiales resultantes para hacer otros productos.
¿Será un proceso lento?
No nos quedará otra opción que ponernos en él. En el tema de la fibra de vida lo veo más complejo.
¿Qué se podría hacer para facilitar el reciclaje de materiales?< /p>
A día de hoy hay muchas ayudas para que las empresas se animen a intentar dar salida o reciclar el material. Pero en paralelo están aumentando los costes de gestión... No puedo prever qué va a pasar, pero poco a poco sí se va caminando hacia esa dirección. Hay ayudas dirigidas al reciclaje de palas de aerogenerador, pero el tema es más complejo y no afecta sólo al sector eólico.
¿En qué otros sectores debería actuar?
A día de hoy existe el foco puesto en las palas de aerogenerador por su volumen, pero el sector eólico es la punta del iceberg. Si vamos al sector náutico veremos que el número de embarcaciones de ocio que existen a nivel mundial es altísimo. Y todo esto va al vertedero.
¿No se ha hecho nada enfocado a este sector?
Nos presentamos el Nautitech y ganamos el concurso. Aunque ahora estamos centrados en el reciclaje de fibra de carbono, nos encantaría crecer y abrazar a sectores como el náutico. Uno de los objetivos que tenemos es que Barcelona sea referente en reciclaje. Nosotros ahora mismo por dimensiones no podemos hacerlo, pero nos encantaría poder ser un caso de éxito y replicarlo a nivel mundial. Otro ejemplo de dónde nos gustaría tener presencia sería el Circuit de Catalunya, que es considerado un referente en medio ambiente. Con quien estamos empezando a trabajar es con la Plataforma Aeronáutica Internacional, que es el máximo referente mundial en el desmantelamiento de aviones. El aeropuerto de Teruel forma parte del consorcio europeo que hemos comentado anteriormente, VIBES.
¿En qué más está trabajando?
Estamos trabajando con temas de automoción. También estamos en un consorcio nacional liderado por BCN 3D. Este proyecto, llamado VIVALDI, está enfocado en el reciclaje de distintos residuos por la producción de filamento para la industria aditiva y 3D. Nosotros lo que hacemos es reciclar la fibra de carbono para crear un nuevo filamento.
¿Hace alguna actuación a nivel internacional?
Aparte del consorcio internacional VIBES estamos trabajando con empresas italianas, inglesas y americanas. Todas comparten el mismo problema de reciclaje.
¿Diría que ahora se da mucha más importancia al reciclaje de materiales?
Una de las cosas que sí que estamos haciendo muy bien en este momento de la historia es que por fin se tiene en cuenta el ciclo de vida de los productos. Antes no ocurría y ahora todos los productos ya llevan incorporado el concepto de reciclabilidad, que debe estar muy marcado desde la fase inicial. Esto son muy buenas noticias. No podemos permitirnos el lujo de perder este tren. En el caso de los composites hemos fabricado productos geniales con prestaciones muy buenas sin tener en cuenta qué ocurre cuando se le acaba la vida útil. Ahora este paradigma está cambiando.
Y ha estado en cuestión de pocos años...
Sí, el cambio climático e incluso la COVID-19 han hecho ver a la gente que hay que mirar más allá. Tenemos la obligación de ser optimistas. Nuestra empresa nace únicamente para dar la vuelta a todo esto, desde el convencimiento de que tenemos un problema que debemos solucionar. Aunque sea arriesgado debemos tirar hacia aquí.
¿Ve voluntad real a nivel internacional de ir hacia aquí?
Sí. Los cambios a nivel político han sido lo que lo han movido todo. Evidentemente, las empresas sólo se fijan en los costes, y más en tiempos de crisis, pero la palanca han sido los gobiernos y las directrices europeas, que han dicho que en pocos años todos estos materiales deben ser reciclables. Nos han dicho: montáoslo como desee pero en un plazo de cinco años las palas de aerogenerador ya no podrán ir a parar al vertedero. Esto es lo que nos ha activado. Antes había interés, ahora existe la voluntad de reciclar.
¿Qué futuro le ve a este paradigma a corto ya largo plazo?
Yo soy optimista. Cada vez saldrán materiales que incorporarán elementos más sostenibles. Paralelamente, habráproductos o elementos de tipo más estructural, como los aviones, que quizás no se puedan permitir el lujo de ir a materiales más sostenibles pero habilitarán soluciones para su reciclaje. No cabe duda de que estamos tirando hacia la sostenibilidad, pero quien tendrá la última palabra será el consumidor. El poder del consumidor debe valorarse mucho. ¿Qué quiero comprar? ¿Por qué quiero optar? ¿Por un sistema que contamina o por uno más sostenible?
Formad parte del Clúster MAV desde el año 2019. ¿Cuáles son para vosotros los ventajas de formar parte del cluster? ¿En qué le ha beneficiado?
Para nosotros la entrada en el Clúster MAV fue muy positiva. Como empresa pequeña nos permitió ponernos en el mapa, tener visibilidad y hablar de tú a tú con empresas a las que no hubiéramos tenido la posibilidad de llegar. Además, todas las actividades que se realizan y los grupos de trabajo nos resultan muy beneficiosas y, de hecho, hemos articulado distintos proyectos que han salido gracias al MAV. Clúster nos permite ver los problemas que tienen las empresas, qué podemos aportar, qué carencias tenemos que otras empresas del Clúster pueden solucionar... También nos ayuda mucho a nivel de obtener financiación. Los proyectos que han salido del Clúster nos han sido muy beneficiosos.
Desde el Clúster MAV trabajamos intensamente para ofrecer una propuesta de valor diferencial a nuestros socios de acuerdo con nuestros valores: compromiso, excelencia, colaboración, implicación, calidad y confianza.
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